viernes, 8 de marzo de 2013

Presentación

Vi una vez un anuncio de un coche en la televisión, hará por lo menos diez años, no recuerdo el modelo concreto, pero sí que ese coche emitía casi 300g de CO2 por cada kilómetro recorrido.
A mí esa cifra me dejó intranquilo. Si en un viaje de un fin de semana se recorren 300km (que es algo que entonces hacía con frecuencia) al final se habrán emitido 90kg de dióxido de carbono a la atmósfera. Había algo que seguía sin cuadrarme, ¡90kg es bastante más de lo que yo pesaba!
En condiciones normales un gas ocupa 22.4 litros por mol, en 90 kg hay 2046 moles, lo que significa un volumen de 46000 litros (!!). (Sí, en aquellas fechas todavía daba química en el instituto.)

Todo conocimiento que tenía sobre problemas ambientales se resumían en el agujero de la capa de ozono y el efecto invernadero. Dos problemas invisibles, causados por gases invisibles.
Después del anuncio, el CO2 había dejado de ser un gas invisible que supuestamente estaba contaminando la atmósfera para convertirse en una apisonadora que fácilmente podía aplastarte, a ti y a tu coche.

Pasó el tiempo y tuve la oportunidad de aprender las cosas con algo más de formalidad. Realmente hoy en día casi ningún coche (nuevo) emite esa cantidad de CO2, pero la situación no es mucho más esperanzadora.
En la combustión completa de un litro de gasolina o diesel, se obtiene energía uniendo el carbono prensente en el combustible con oxígeno del aire, dando lugar a 2.3kg y 2.6kg de CO2 respectivamente. (a 1.5 € por litro de gasolina sale bastante más barato emitir un kilogramo de CO2 que comprar un kilogramo de patatas)
La cantidad exacta de CO2 que se emita por kilómetro recorrido dependerá entonces del consumo por kilómetro, de la eficiencia de la combustión... etc. La unión europea prohibe que se vendan coches nuevos que emitan más que 130g de CO2 por kilómetro a partir del año que viene, si bien es difícil estimar las emisiones del parque automovilístico español, la cifra actual supera los 150g CO2 por kilómetro.

Más adelante supe que la huella ecológica de la humanidad hoy en día es aproximadamente 1.4 tierras. Es decir, para mantener el nivel de consumo derroche actual necesitaríamos disponer casi de un planeta y medio.

Nos falta tierra para tanto derroche.
Y digo derroche porque quizás la huella ecológica sería menor que una tierra si nuestro sistema no fuese tan derrochador e ineficiente al mismo tiempo.
El rendimiento global de nuestro sistema ronda el 3%. Sí, 3. De cada 100 unidades de energía que empleamos sólo 3 son aprovechadas. Imagina lo traumático que sería ganar 100 euros y gastarse 97 en transporte para llegar al trabajo y gastarte 2 en algo que no necesitas. Pues eso es exactamente lo que pasa. (Ahora si vives en España imagina simplemente tener trabajo.)

Esta cifra difícil de creer quizás se comprenda viendo algunos ejemplos:
  • El ejemplo paradigmático de derroche/ineficiencia, es una pista de esquí que existe en mitad del desierto, en Dubai. No contentos con practicar esquí en Dubai hay quien decide tomarse un café junto a la pista, y para que no pase frío (!?) encienden unos quemadores de gas. (Corrección, son dos cafeterías: St. Moritz café y Avalanche café.)
¿Heliesquí en Canada? Mejor nos vamos a Dubai.

Este ejemplo puede parecer estrambótico, pero no está muy alejado de comportamientos que vemos con más naturalidad:

  • Para extraer petróleo necesito energía, por lo tanto la energía neta que puedo obtener del petróleo es menor porque tengo que emplear una parte para su extracción.
  • De los 60W que consumía una bombilla de filamento de las antiguas, solo 2W se transformaban en energía luminosa, que era el propósito de la lámpara, el resto se desperdiciaba en forma de calor. Las lámparas super modernas son mucho más eficientes (era difícil imaginar un modo más ineficiente de producir luz).
  • Para transportar una persona de 70kg de su casa al trabajo, se acaba por desplazar un coche de más de 700, empleando además un motor que sólo es capaz de aprovechar alrededor del 30% de la energía contenida en la gasolina.
  • Se quema gas natural en centrales eléctricas para producir calor que genera electricidad que se transporta hasta los hogares donde es convertida en calor para cocinar.
Para que nuestra huella ecológica cayese dentro de los límites de nuestro planeta finito, tendríamos que reducir los niveles de consumo de recursos a los que teníamos en España en 1993. Habrá quien piense que perderíamos en calidad de vida, pero la “alta” calidad de vida que disfrutamos hoy en día es a costa de que tres cuartas partes de la población mundial no tengan ninguna. Más aún ¿Alguien piensa realmente que ha habido un aumento comparable al del consumo de recursos? Pues eso.

Con este punto de partida he decidido crear este blog, para escribir sobre sostenibilidad, y sobre cómo las energías renovables, aunque no nos van a permitir mantener este nivel de derroche, son la única alternativa para el futuro. Estando abierto siempre el blog a la discusión y el debate, para siempre aprender.